lunes, 1 de septiembre de 2014

UN CENTÍMETRO ¿NADA MÁS?

Por fin el cambio de turno llegó ¿y con él mi salvación? No. Con él una mujer entrada en años y con cara de lunes. ¡Valgame dios!

Cuatro centímetros: última predicción con el tacto de la mano.

Te encasqueta los dedos y a ¿ojo?. No pido yo un metro, pero...¿no es un poco relativo esto?. Así se lo hice ver a mi palpadora personal y su risotada me dejó...¡perpleja!

- ¡¡Señora!! Está siendo atendida y analizada por profesionales. Cuatro centímetros,  esperaremos a cinco para la epidural.

Lo de señora no me sentó muy bien (¿Meri, igual mejor? Jeje), y más viniendo de una persona que podría pasar por mi abuela.
Lo de profesionales tampoco me convenció... distinto tamaño de manos... de dedos... puse en duda los cuatro "ce-emes" y bajo el dolor agudo de una contracción me jugué la posibilidad de la "epi" antes de tiempo:

- ¡¡Oiga!! ¿Y no podría atenderme, dedilmente hablando, ese señor (armario de 2x2) que acaba de salir de este habitáculo? 

Aquí, con finura incluida, buscaba yo el contra análisis a mi favor. Este hombre contaba con dedos más finos que el muestrario de morcillas que poseía mi interlocurora en cada antebrazo. 

- Bueno...pues es Paco el de mantenimiento,  igual se anima a meter la mano aquí...(risotada malvada incluida)

¡Graciosa y cretina a la vez! ¡Vaya! El personal sanitario de este hospital tiene un curriculum de lo más completo. Supuse, al verla marchar, que mi sufrimiento se alargaría hasta que esa desalmada acabara su segundo café... (continuará)

No hay comentarios:

Publicar un comentario