lunes, 10 de febrero de 2014

ENTRE PANES ANDA EL JUEGO

Sufriendo la revolución de las hormonas en el trabajo. Imagino que es una escusa ideal para estar de  mala leche, en época de no embarazo usamos la de la regla...jeje. 

Mis compañeros la aguantan como pueden, pero ya he tenido algún que otro encontronazo con Bianca. El no poder mandarme coger peso le crispa de manera extraña. Empiezo a sospechar que mi trasero agachado cogiendo paquetes de "a seis" era una visión, para sus ojos, satisfactoria. Ya me he dejado claro (con una sonrisa en los labios) que no habrá renovación de contrato por mucho que me empeñe yo o mi primo Salva...(lo sabía) y para más "INRI" me ha puesto a ayudar a Chema (recordaré que es el panadero)...

Chema: ese ligón-engreído-tontodelculo, salido cual pitorro de un botijo (le he pillado mirándome la tetas en varias ocasiones). Me mira como si yo le deseara, y en cierta manera, es cierto, lo confieso: "le deseara yo un buen retortijón de barriga tras comerse algún compuesto derivado del núcleo del ciclopentanoperhidrofenantreno".

De estos espécimenes hay muchos pero que te toque lidiar con uno ocho horas produce la extraña sensación de querer caer al vacío sin paracaídas...vamos...que incita al suicidio...y si fuéramos más los ayudantes (una lástima, no es el caso), incitaría al suicidio en masa. (Apuesto que las sectas suicidas utilizan un "elemento" de este calibre para dar "ánimos")

Hoy  he quemado (un poquito..jiji) las barras y se ha puesto hecho una furia. Me ha dado con el mandil y yo se la he devuelto con una hogaza de dos kilos. Ha clamado venganza al cielo... ¡qué miedo!
El próximo día igual aplico el refrán: "A pan ajeno, navaja propia" aunque sólo sea para intimidar...

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